Se propone en los
gimnasios, se difunde con vídeos y libros, llega incluso a los centros
sanitarios: el mindfulness [atención plena] avanza sin oposición, y sin embargo
no deja de plantear algunas dudas. Las expresa Mario Arturo Iannaccone,
licenciado en Letras con especialidad en Historia del Cristianismo y
colaborador, entre otros, del diario Avvenire, en un artículo del número de
julio de la revista de apologética Il Timone:
Mindfulness, la
moda de vaciarse la mente
En el curso de los
últimos veinte años, la práctica del mindfulness ha conquistado numerosos
seguidores también en Italia. Publicitada, impulsada por las revistas femeninas
y por las transmisiones televisivas, ha hecho su ingreso en gimnasios y cursos,
libros y vídeos, seminarios residenciales e incluso en escuelas. La televisión,
las revistas, las radio y expertos más o menos improvisados hablan como si
fuese una panacea.
Una parte del
éxito del mindfulness es debido a la facilidad con la cual se puede afrontar.
No son necesarios estudios, dietas, posturas incómodas, el uso de imágenes o
símbolos particulares, o el conocimiento de tradiciones religiosas o
espirituales exóticas. Parece una práctica neutra, psicológica, limpia, con un
fundamento teórico simple: controlar la mente para vaciarla de todo pensamiento
es, en sí, un beneficio.
Un camino hacia la
ataraxia
Es evidente que el
mindfulness deriva de prácticas antiguas. Es una simplificación y una
occidentalización de la meditación budista Vipassana y de su versión japonesa,
el Zen.
Sin embargo, a
diferencia de estas, para afrontar el mindfulness no se requiere ninguna
privación (alcohol, carne, medicinas, abstinencias) y esto es lo que convierte
esta práctica en algo fácil, más "laico".
El mindfulness
propiamente dicho se debe al médico inmunólogo Jon Kabat-Zinn (1944) quien, en los años 70, buscó métodos para
reducir el estrés y escribió libros de gran éxito como Vivir con plenitud las
crisis. Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para afrontar el
estrés, el dolor y la enfermedad (1991). Mindfulness enseña los beneficios de
estar presentes en el instante, absteniéndose de juicios, ansiedades y
previsiones, y aceptándose.
Enseña a hacer que
los pensamientos, considerados creaciones de nuestra mente, poco a poco se
deslicen hasta desaparecer y, así, dejarnos en la pura esencia del ser:
sentados, mantenemos una respiración regular y la conciencia del propio cuerpo
y de los sonidos que nos rodean.
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