Por Moris
Beracha
La
pandemia de Covid-19 nos hizo perder costumbres que nos parecía normales,
nuestros objetivos planteados para el 2020 se fueron aplacando con un
confinamiento en el cual no veíamos alguna luz de salida, nos hemos quedado con
aquella sensación de que nos han roto aspiraciones y objetivos trazados desde
que entró el año y la ansiedad se apoderó casi en la totalidad de nuestros
pensamientos, ya no sabemos qué sucederá mañana, si habrá un nuevo brote y
volveremos a la cuarentena extrema la cual nos hemos ido adaptado si o si para
mantenernos protegidos y proteger a nuestra familia.
El
confinamiento vino con ansiedad, inseguridad, tristeza y desesperación por
retornar a nuestra habitual rutina, parecía que ya estábamos por dominar todas
nuestras sensaciones al encierro cuando surge una posible flexibilización que
nos daría una forma oportuna de volver a nuestro trabajo bajo medidas
supervisadas. La nueva normalidad sería una gran sensación de ansiedad por experimentar,
aun vemos personas en la necesidad de quedarse en casa por miedo al contagio y
a su vez temor por perder su trabajo, estamos desorientados de qué nos puede
esperar ahí afuera, llenos de preguntas que solo nos genera una sensación
desesperada.
La nueva
normalidad consiste simplemente en adaptarnos a convivir con normas de
seguridad, con horarios restringidos, visitas cortas, reuniones aplazadas y una
que otras semanas de confinamiento mientras baja la curva de contagios para dar
paso a la “normalidad” definitiva a la que solíamos estar acostumbrados, aunque
esta crisis demuestra que nada va a volver a ser normal por un largo tiempo,
varios sectores de los países están cayendo y es muy probable que todo se
normalice dentro de unos años.
Las
crisis nos cambian y de nosotros depende aprovecharlo para aceptar y recoger
oportunidades que nos trae, transformarnos y estimular nuestra mente con ideas
creativas para alcanzar el máximo de ello, la cantidad de ansiedad que
demuestras ahora hará que no veamos lo bueno y que el confinamiento nos ha
preparado silenciosamente para ser mejores personas, conscientes de que la
salud es lo más importante, nos llenamos de empatía y de vivir abiertos a las
posibilidades del momento presente.
Vivir el aquí y el ahora
Debemos
controlar el límite de ansiedad, esta emoción es normal y desempeña una función
para capacitarnos a lo que nos sucede, pero deja de ser razonable cuando nos
convierte vulnerable; no permite concentrarnos, conciliar el sueño y vivimos
con la desesperación pues ella aparece sin avisar, pero se queda en nosotros si
se lo permitimos.
Vivir el
aquí nos demuestra que el presente es el regalo perfecto para actuar ante
cualquier situación que se nos ponga más adelante, el ahora hace que entendamos
que cada minuto que vivimos es lo que realmente debe preocuparnos, el futuro
siempre será incierto, sin embargo, lo que hagas ahora permitirá que el mañana
sea más cómodo
Concéntrate
en hoy, meditar sería de gran ayuda para anclarte en el presente, una
meditación sencilla en la cual te creas una pequeña oración con la cual te
sientas conectada (o) con tu alrededor, la respiración será fundamental para
todo lo que enfrentes, una respiración profunda, pausada y concientizándonos en
lo que deseamos nos hará más estables, evitaremos los efectos de la ansiedad y
traerá a nuestro cuerpo y mente la paz necesaria para evitar alguna recaída.
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