Todos los seres humanos en algún momento de la vida experimentan pereza o conductas perezosas. Esta sensación es habitual y aunque algunos deciden integrarla a sus hábitos cotidianos de manera normal, para otros termina convirtiéndose en un verdadero problema. La pereza se puede definir como la “falta de ganas” de realizar alguna actividad y suele manifestarse con “falta de disposición, motivación, poca claridad en los objetivos o inexistencia de dinamismo”, dejando como resultado sentimientos de ira, frustración, estrés y poca tolerancia a las rutinas del día a día.
La pereza desarrolla patrones de conducta que están asociados a las emociones y a lo cognitivo, y es muy natural que en ocasiones los individuos se sientan aliviados con este tipo de sensación. La razón: reciben beneficios cuando evitan o “le sacan el cuerpo” a todo lo que no les gusta, por ejemplo: ir a algún sitio, visitar a alguien o no asumir responsabilidades porque les quita tiempo o demandan mucha atención; sin embargo, es importante resaltar que la pereza también puede ser una consecuencia del estado de ánimo, la depresión, los miedos, e incluso la dependencia.
Si bien es cierto que con este tipo de definición se puede pensar que la pereza no tiene nada positivo, la realidad es otra. Algunas personas que desarrollan este tipo de conductas pueden tener un coeficiente intelectual más alto, y se desenvuelvan más fácil desde su creatividad, ya que tienen más tiempo para analizar sin preocupaciones las metas que se quieren trazar, sin enfrentarse a crisis de estrés, o ansiedad.
Fuente: https://www.elespectador.com/entretenimiento/gente/meditacion-guiada-para-eliminar-la-pereza/
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