Aunque no se ha ganado un lugar como nuevo deporte olímpico como sí lo acaba de hacer el surfing, la meditación es una práctica transversal que ha ocupado cada vez más espacios en los deportes de alta competencia.
No en vano el pasado fin de semana, la primera medalla para España la obtuvo Adriana Cerezo de 17 años, una “niña maravilla” del taekwondo quien confesó dedicar 10 minutos diarios antes de entrenar a la meditación y al mindfulness.
Otro caso lo encontramos en el estadounidense Caeleb Dressel, el primer atleta que, sin la ayuda de un nadador de poliuretano logró nadar 100 metros en menos de 47 segundos y quien asegura que la meditación ha hecho una gran diferencia al momento de visualizar cada uno de sus movimientos en su mente, antes de ejecutarlos en la vida real.
Y es, más allá de casos aislados, de manera institucional se observa una mayor incorporación de las técnicas de meditación y mindfulness en los deportes élite.
El diario USA Today reseñó recientemente que una de las estrategias del equipo femenino de waterpolo de Estados Unidos fue incluir sesiones de meditación (20 minutos, dos veces por semana) y que su arma secreta de cara a la preparación para Tokio fue un retiro silencioso de siete días en el que las atletas pudieron conectar con ellas mismas y prepararse para los momentos tensos que implican salir de la zona de confort.
Fuente: https://eldeber.com.bo/opinion/meditacion-olimpica_240835
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