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Las posturas de yoga que te ayudan a presumir de piernas (y a combatir la celulitis)




En opinión de la experta en yoga Vanessa Sikale (@vanessasikale), no hay posturas mágicas de yoga para evitar la celulitis, ese antiestético problema que no es sencillo combatir. Pero sí es cierto que algunas pueden serles muy útiles a nuestras piernas. Sobre todo aquellas asanas que ayudan a activar el sistema linfático -una de las causas que están en el origen de la celulitis- y favorecen el fortalecimiento muscular.  "Cuanto más fuerte tengamos nuestra musculatura, más energía necesita utilizar para moverse, por lo tanto habrá un mayor gasto calórico que nos ayudará a eliminar la grasa corporal. Si además de esto, incluimos en nuestras series de yoga asanas que activen nuestro sistema linfático, añadimos la eliminación de líquidos de nuestro cuerpo", nos cuenta. Y añade un consejo extra antes de resumirnos cuáles son las asanas más recomendables: "Las duchas de agua fría al terminar nuestra práctica de yoga también nos aportan muchísimos beneficios para activar la circulación de los vasos linfáticos".

Sarvangasana
Es una de las posturas que nos ayuda en la activación del sistema linfático. "Básicamente serán aquellas posturas en las que la cabeza queda por debajo del corazón, invertidas", cuenta la experta.
No es una asana especialmente difícil técnicamente, pero sí es necesario para realizarla un buen estado físico general. La experta no recomienda hacerla sin supervisión o con problemas de cervicales. Hay que comenzar tumbada sobre la esterilla, y alargar los brazos al lado de tu cuerpo. Eleva las piernas y ve llevándolas hacia tu cara todo lo que puedas hasta sentir como la parte baja de tu espalda comienza a elevarse, una vez en este punto, ve soltando el aire y lleva los pies y piernas hacia atrás y hacia arriba, intentando que los dedos de tus pies queden en línea con tus ojos. Después, flexiona los codos y coloca tus manos como sostén en la parte baja de tu espalda. Cuando logres esta postura, aguanta lo que puedas manteniendo el equilibrio, pero no más de un minuto, sobre todo si estás haciendo esta asana por primera vez. Sería perfecto si pudieras hacer la Sarvangasana con las piernas totalmente estiradas pero, si lo necesitas, flexiona tus rodillas. Las manos tienen que estar correctamente apoyadas en las caderas, un poquito hacia la espalda, para poder mantenerte en equilibrio. Una última recomendación: procura no mirar hacia los lados cuando estés en la postura, pues podrías hacerte daño en el cuello.
Halasana

Desde la postura de Sarvangasana, lleva piernas atrás hasta tocar (si puedes) con los dedos de los pies en el suelo. También tienes la opción de flexionar tus rodillas llevándolas hacia tus hombros. Con los huesos de la pelvis (los isquiones) haz fuerza hacia el cielo, para que así, tu columna no se comprima y se libere. Puedes alargar los brazos, si te apetece y entrelazar las manos alargando desde los nudillos hacia la pared donde apuntan. Ten muy en cuenta que el peso del cuerpo se encuentra repartido entre los brazos, los hombros y la punta de los pies: en ningún caso se encuentra sobre el cuello, que está relajado.

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