Por Moris Beracha.- El objetivo del Mindfulness, o ‘atención plena’, es aumentar la conciencia de uno mismo, fusionando cuerpo y mente para crear una sensación de calma. Esta práctica posee beneficios comprobados para combatir y reducir el estrés.
Si quieres iniciar y darle una oportunidad al Mindfulness, existen varios ejercicios ideales para comenzar. Universia presenta algunas actividades muy sencillas.
Busca una vela, enciéndela y siéntate frente a ella. Observa la llama durante un minuto, piensa sólo en la luz. Puedes utilizar una alarma para indicarte cuando el tiempo haya pasado.
Es normal que en situaciones de tensión nuestra respiración sea breve, superficial y centrada en el pecho. Si quieres bajar las revoluciones, sólo concéntrate en el presente y presta atención a la forma en que respiras.
Cuando una situación te abrume o sientas que no estás prestando suficiente atención, detente un momento y respira. Es bueno preguntarse qué está pasando o porqué esa situación te altera. Comprender lo que nos resulta desafiante es la mejor forma de lograr que tu mente se adapte a este presente.
Tener el teléfono al alcance de la mano no siempre es beneficioso. No nos permite relajarnos y disfrutar tranquilamente de un viaje en metro o del paisaje que nos rodea. Para alejarnos un poco de las pantallas, debes registrar de manera consciente los impulsos que te hacen tomar el teléfono y chequear tus redes sociales o mensajes. Cuando identifiques esos momentos, debes proponerte prevenir estas situaciones y así evitar el impulso de revisarlo.
Agradecer todas las horas del día por un motivo diferente debe convertirse en tu meta. Cada vez que pase una hora, piensa en algo que agradezcas de ese día o el momento que estás viviendo y el motivo por la que sientes esa gratitud y lo que ésta te genera. El sentimiento de bienestar es instantáneo.
Regálate a ti mismo la posibilidad de conocer nuevos lugares. Camina por una playa, un parque o cualquier lugar al aire libre. Recorre espacios que no conocías y concéntrate únicamente en las sensaciones que te transmite el entorno.
Existen decenas de actividades que realizamos a diario y se repiten dentro de nuestra rutina. Lavarnos las manos, la cara, los dientes, vestirnos, cocinar, hacer la cama... Selecciona la actividad que quieras y cuando debas realizarla, asegúrate de hacerlo con calma y tomando el tiempo necesario para ello. El contacto con el agua, la sensación de frescura, vive cada una de las sensaciones que se generan.
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