El término mindfulness está cada vez más presente en nuestra sociedad, hasta el punto de poder afirmar que esta disciplina está de moda. Podemos traducirlo como "conciencia plena" y definirlo como la capacidad de vivir el presente con plenitud, sin ser esclavos del pasado ni proyectar hacia el futuro.
¿Qué es mindfulness?
Nos ha llegado de Estados Unidos, pero se basa en principios extraídos del budismo. Actualmente, en los más diversos ámbitos proliferan los que ofrecen sesiones de mindfulness; de entre todos ellos, tocará discernir entre los que lo hacen con rigor y los que aprovechan su tirón para hacer negocio.
Su nombre anglosajón ya nos advierte de algo: el mindfulness lo hemos importado de fuera, en concreto de Estados Unidos, como muchas otras metodologías y tendencias. La iniciativa y el carácter emprendedor de aquel país hace que se convierta a menudo en una fuente de ideas para nosotros, que somos un país acostumbrado a ver qué hacen los demás y traerlo al cabo de un tiempo. Lo cierto es que las ideas en las que se fundamenta el mindfulness provienen de principios del budismo, aunque adaptados a la mentalidad de Occidente y dirigiendo su práctica principalmente hacia el tratamiento de trastornos emocionales. El nombre anglosajón también ayuda a que sea más fácil de comercializar aquí, ya que le confiere un carácter más científico y, al mismo tiempo, un aire de modernidad.
Podemos traducir mindfulness como “conciencia” o “atención plena”, y consiste en la capacidad de focalizar nuestra mente en el momento presente para vivir con plenitud y conseguir ser más felices. Vivir el instante presente requiere un trabajo constante y progresivo con nuestra mente, una mente que si no ha sido entrenada, tiende por naturaleza a la dispersión. Es fácil comprobar en nuestra propia experiencia hasta qué punto somos esclavos de circunstancias del pasado, con pensamientos recurrentes que impiden sacar a relucir todas nuestras capacidades presentes. El recuerdo de las circunstancias negativas del pasado disminuye nuestro entusiasmo, nuestro optimismo y, por tanto, nos agría el momento actual, limitando nuestro potencial y dispersando nuestra energía. Incluso los recuerdos de circunstancias positivas, si son recurrentes, afectan al gozo del momento presente, ya que conllevan un sentimiento de nostalgia, aquella idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor. En definitiva, mientras pensamos en el pasado se nos escapa el goce del presente.
Fuente: https://www.revistaesfinge.com/salud/desarrollo-personal/item/1129-la-felicidad-a-traves-del-mindfulness-vivir-el-presente
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