Si realmente realizamos de una forma estable la consciencia de “pensar sin pensar” en nuestra meditación diaria, de modo que se esté vacío de pensamientos, no debería haber dificultades para extrapolar ese estado de conciencia a la conciencia cotidiana. No olvidemos que la meditación es un medio para vivir ecuánimemente y con sabiduría. Si en nuestra vida diaria no hay la suficiente flexibilidad para sentirnos meditativos en las acciones normales, de una forma espontánea y natural, es que no hemos llegado en la práctica de la meditación aún a donde hay que llegar, o dicho de otra forma, es que no hemos experimentado aún plenamente el vacío estable de la mente, y la subsiguiente introducción en el espíritu vital.
Lo que se considera normal en la vida ordinaria, es que las personas estemos algo estresadas a causa del interés desmedido que ponemos en alcanzar algo, o escapar de algo. No comprendemos la quietud y la tranquilidad ante las metas u objetivos que nos proponemos, o que nos exigen proponernos, o ante el peligro que creemos que se avecina, o que se avecina realmente, sin darse cuenta que esta tranquilidad de espíritu, es precisamente la mejor actitud posible para solucionar cualquier problema. Aquí es donde se tiene que confirmar la presencia del ánimo meditativo, imperturbable ante los fenómenos, exactamente igual que cuando está realizando su práctica de meditación, sin fenómenos que traten de alterarlo.
Nadie que intente llegar a este estado de conciencia incondicionado debe pensar que por medio de unas estrategias, nuevas o antiguas, o técnicas especiales, o saltando de unos métodos a otros, y queriendo componer unos con otros, se puede alcanzar dicho estado de conciencia. Al contrario, esas raras componendas, son propias de principiantes que quieren buscar atajos. Pero no hay atajos posibles. Cada uno ha de limpiarse del mal Karma que haya acumulado, o sea de todas las acciones debidas a la ignorancia básica anterior, como ya he explicado anteriormente, sino estará acumulando más Karma todavía en su egomanía por querer indagar, en vez de dedicarse enteramente a la práctica meditativa que sea, aunque a veces le resulte árida.
Fuente: https://www.atlantico.net/articulo/salud/meditacion-vida-diaria/20210522024009840329.html
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