Mucho se ha escrito ya acerca de los beneficios de la meditación. Desde que un estudio de 2005 realizado por la neurocientífica Sara Lazar demostró que meditar puede cambiar, literalmente, la estructura del cerebro, reforzando ciertas áreas que tienen que ver con el control de la atención y las emociones, otras investigaciones no han hecho más que abundar en la misma idea: la meditación es una herramienta muy útil para mejorar nuestros niveles de conciencia, atención y autoregulación emocional.
El principal obstáculo para introducir esta práctica en el día a día es la constancia. Los beneficios de meditar pueden notarse desde la primera sesión, sobre todo en términos de bienestar y relajación inmediata. Pero, de acuerdo con la ciencia, hacen falta al menos ocho semanas de práctica continuada, durante media hora al día, para que los cambios sean reales, medibles y con repercusiones en nuestro comportamiento. Ese el tiempo que tarda el córtex cerebral en reforzarse, especialmente en las áreas clave que controlan nuestra atención y emociones. Y aquí, en general, es donde fallamos.
Quien más, quien menos, ha intentado meditar alguna vez en su vida. La pandemia, y la consiguiente fatiga pandémica, ha aumentado aún más el interés por esta práctica. Andrés Martín Asuero, director del Instituto EsMindfulness y autor del manual de meditación PlenaMente (Diana), constata que el número de personas que quiere empezar a meditar va en aumento, “aunque no tengo claro que haya aumentado la constancia y el compromiso con la práctica”, advierte.
Y continúa: “Muchas personas lo están haciendo; realmente creo que la meditación y el yoga se han popularizado mucho desde el confinamiento inicial y los sucesivos. Quienes la practican encuentran paz y tranquilidad con estas prácticas y se están aficionando”, asegura.
Pero lo cierto es que, en el momento actual, soportamos tal carga mental que a menudo ni siquiera somos capaces de encontrar huecos para respirar en nuestras repletas agendas. Es aquí donde la micromeditación, una tendencia que no es nueva pero que está volviendo a cobrar relevancia, podría entrar en juego.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20210313/6310697/micromeditacion-combatir-fatiga-pandemia-meditar.html
Comentarios
Publicar un comentario