Esta capacidad consiste en una nueva manera de abordar la vida que “tiene que ver con observar, no para juzgar lo que sucede, sino para aproximarnos con curiosidad; no para descalificar o arrinconar algunas de las experiencias, sino para cultivar una apertura que propicia que todo pueda presentarse”, de acuerdo con Carlos Borrachero, consultor de Mindfulness Transpersonal.
Y hay un
paso muy importante que se realiza dentro de esta actitud. Me refiero a la
pregunta.
No hay nada más poderoso que una pregunta. Sobre todo, si esa
pregunta es hacia nosotros mismos y va seguida de una reflexión sobre la
cuestión en sí. Desde mi punto de vista, es posible que pasen años o minutos
hasta que obtengas una respuesta, o que nunca la encuentres. A través de mis
experiencias como una lectora voraz, de entrevistar personas enriquecidas por
sus conocimientos y en los encuentros con mis mentores, he concluido que las
preguntas son más importantes que las respuestas.
Lo valioso de este ejercicio es cuestionarte
constantemente, sobre todo para aspectos que son primordiales para ti. Las
preguntas te dan libertad. Y para mí, todo lo que me dé libertad es bueno y
necesario.
Pero quiero referirme, en caso de que no sepas qué preguntarte
para fomentar la capacidad de la curiosidad, a las interrogantes más
importantes que nos hacemos durante todo este camino que llamamos vida.
Cuestionamientos impactantes. Esos que, hechos durante el momento correcto,
pueden iniciar toda una revolución dentro de nosotros.
Sobre la vida en general, tenemos las que yo me hice pasados los
40 y que inició todo este movimiento de mindfulness, enseñanza y escritura:
“¿Qué es la felicidad?” y “¿cómo puedo ser más feliz?”.
Sobre el área laboral, te sugiero preguntarte: “¿Me gusta lo que
hago?”, “¿hacia dónde va mi carrera?”, “¿cuáles son mis talentos?”, “¿cómo
puedo ser mejor en lo que hago?”. Y la más existencialista de las
existenciales: “¿Qué estoy haciendo aquí?” (esta pregunta en particular no te
recomiendo que la hagas cuando estés ingiriendo alcohol o en un momento difícil
de tu vida, aunque a veces parece que sale sola).
Pero las que me hago constante e intencionalmente y que llevadas a
la acción me hacen una mujer muy feliz, son: “¿Cómo puedo ayudar a alguien
hoy?”, “¿por qué estoy agradecida?” y “¿cuáles son mis prioridades?”.
Por último, y seguramente ya has escuchado esto
muchas veces, sobre todo si eres seguidor del crecimiento personal, cuando te
dicen que dejes salir de vez en cuando a tu niño interno. En el marco de ser
curiosos y preguntarnos cosas de forma continua, voy a recomendarte lo mismo.
¡Deja salir a tu niño interno! Porque no hay nada más curioso e indagador que
un niño.
Fuente: https://www.diariolibre.com/estilos/buena-vida/como-cultivar-la-mente-curiosa-JF30246924
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