La pandemia ha despertado en muchísimas personas la sed de Dios, y en otras ha incrementado el deseo de entablar un diálogo con Él para hacer partícipe de sus asuntos. Sin embargo, las prisas y el agobio de las ocupaciones y preocupaciones, les dificultan llevar una vida de oración sostenida. ¿Cómo superar estos obstáculos para entrar en la fuente auténtica de la felicidad? Los periodistas Isabel Molina Estrada y José Antonio Méndez de la Revista Misión dan una respuesta a estas inquietudes.
En los últimos meses, un beato milenial ha movido multitudes en infinidad de rincones del planeta. Su nombre es Carlo Acutis, un joven italiano que murió en 2006 de una leucemia fulminante con solo 15 años. ¿Qué tenía este santo para que sus palabras, sencillas pero cargadas de sabiduría divina, hayan movido a tantos corazones a acercarse a Cristo ya realizó actos de profunda caridad cristiana? ¿De dónde le venían a este adolescente semejantes chispazos de gracia hecha vida?
La respuesta es sencilla: Carlo tenía a diario un trato íntimo con el Señor. Desde su primera comunión a los 7 años, nunca faltó a su cita diaria con la Eucaristía y luego permanecía frente al Sagrario en profundo recogimiento, conversando con su gran Amigo. En esos momentos de cercanía con Jesús, fue cuando Él le comunicó muchas de las cosas que permitieron que su corta vida fuera tan fecunda.
Fuente: https://www.religionenlibertad.com/nueva_evangelizacion/180717397/Hay-necesidad-de-orar-pero-oracion-no-es-un-mindfulness.html
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