Cuando alguien me recomendaba la meditación, recuerdo que mi mente entraba y decía cosas como "esto es un montón de tonterías". Sí, me estaba imaginando a alguien debajo de un árbol. Pero el dolor me obligó a superar mi juicio sobre las personas bajo los árboles.
Entonces descubrí un par de aplicaciones como Calm y Headspace y me ayudaron, pero al meditar descubrí que estaba atascado dentro de un cierto período de tiempo, alrededor de la marca de 10-20 minutos. Mi mente entraba y decía cosas como "es hora de ponerse a trabajar", y no entendía por qué todavía tenía pensamientos raros y acelerados.
Pero cuando cerré los ojos para sentarme conmigo mismo, comencé a sacar a relucir todas las cosas de mi vida que no quería admitir que estaban mal o que necesitaba enfrentar, así que salí de la meditación y volví a distraerme.
Comenzó un ciclo en el que me preguntaba si lo estaba haciendo bien, así que paraba. Esto continuó durante bastante tiempo hasta que hice un viaje a la India, donde me vi obligado a sumergirme en la meditación y descubrí mis verdaderos superpoderes. Comencé a usar la meditación como una herramienta, pero no solo cuando estaba ansioso, estresado o preocupado.
En este viaje, las bombillas empezaron a apagarse porque nos vimos obligados a estirarnos, meditando durante periodos de tiempo más largos. Nos enseñaron cómo acceder a la información y empezar a reprogramarnos. Las sesiones fueron largas y profundas, pero el impacto fue nada menos que profundo.
Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/362107
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