Se trata de un estado de consciencia que nos da la posibilidad de observar nuestro estado interior. Nos invita a conocernos y recorrernos profundamente y ponernos en contacto con nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y sensaciones, en un estado de integración con todo lo que nos rodea, desde una actitud receptiva y de contemplación.
Esta práctica que implica cierta quietud, calma y concentración se ve un tanto desafiada por los ritmos de vida que llevamos habitualmente donde la propia cultura y la sociedad nos estimula para tener cierto ritmo y velocidad, estar en muchas cosas a la vez, permanentemente estimulados con información, apuros, responsabilidades, actividades, horarios, obligaciones, ansiedad, miedo, etc. Este estrés constante en el que vivimos nos aleja de lo que el Mindfuness tiene para ofrecernos, ya que esta técnica nos propone la observación y el encuentro con nosotros mismos.
¿Cuántas veces tomamos consciencia, o nos ponemos a observar, al menos unos minutos, si estamos respirando adecuadamente, si estamos trabajando cómodos, si nuestro cuerpo está rígido, distendido o relajado?. Pocas veces, o casi nunca. Eso sí, luego notamos los resultados en nuestro cuerpo y en nuestra propia vida de esa falta de atención en esos aspectos y lo padecemos.
La práctica del Midfulness está muy asociada a la meditación. Se trata de tomarnos un momento en medio de la rutina y sus vértigos. Detenernos, ponernos cómodos, bajar el estado de alerta y habitar el presente. Todo esto a través del trabajo en el poder la intención, el cultivo de la paciencia, la observación neutral y a través del descubrimiento del arte de involucrarse sin identificarse.
Fuente: https://www.republica.com.uy/mindfulness-un-estado-de-consciencia-id841523/
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