Por Jose Manuel Garrido
La atención plena (Mindfulness) es un estado que puede ser cultivado y entrenado, en el que uno se hace consciente de una experiencia presente y responde a esta experiencia sin juzgarla. La práctica de la atención plena conduce habitualmente a una sensación de equilibrio y bienestar psicológico.
Para cultivar la atención plena no es necesario esforzarse por crear un estado de ánimo particular como la relajación. La tarea consiste simplemente en ser consciente
de cada pensamiento, sentimiento o sensación que surge en el momento
presente y dejar que cada pensamiento, sensación o sentimiento suceda sin juicios, apego o reacción.
Si bien puede parecer una práctica sencilla, puede ser al mismo tiempo desafiante y transformadora.
Nuestro modo habitual de ser consiste en reproducir escenas de nuestro
pasado y planificar nuestro futuro. La atención plena es una herramienta
para entrenar a nuestra mente a estar completamente presente en cada una de nuestras experiencias a medida que suceden.
¿Cómo impacta la práctica de la atención plena en la salud mental?
La práctica de Mindfulness supone un impacto positivo en nuestra salud mental
por la importante disminución de la auto-crítica y de la cantidad de
tiempo que pasamos recordando o anticipando el pasado y el futuro.
Durante los últimos 30 años, los efectos de la meditación en atención plena
han sido estudiados por médicos, neurocientíficos y psicólogos. Y se ha
encontrado que su práctica mejora la función del sistema inmunológico y
puede incluso causar cambios estructurales en el cerebro.
En el campo de la psicología, la atención plena se ha encontrado eficaz
en el tratamiento de los síntomas asociados con una amplia variedad de
trastornos, incluyendo la depresión, la ansiedad, la psicosis y el
trastorno límite de la personalidad.
La atención plena también se ha encontrado útil para disminuir el comportamiento suicida y las auto-lesiones.
¿Qué sucede cuando dejamos de juzgar nuestra experiencia?
Con el tiempo y gracias a la práctica de la atención plena, es posible llegar a ser menos auto-críticos.
Cuando dejamos de juzgar nuestras experiencias, somos capaces de llegar
a ser menos defensivos, menos reactivos y más capaces de tolerar las experiencias desagradables.
Uno de los primeros estudios científicos sobre mindfulness fue el realizado por Jon Kabat-Zinn en relación al tratamiento de pacientes médicos que sufrían de dolor crónico.
Después de 8 semanas de instrucción en atención plena, estos pacientes informaron de una reducción importante del estrés psicológico, así como una reducción en su experiencia subjetiva de dolor.
Aunque su condición física no cambió, su sufrimiento se redujo sólo
mediante el abandono de la crítica y de la evitación, y la apertura a la
experiencia directa de su dolor.
¿Puede afectar la atención plena a mi autoestima?
Desde luego que sí. Mediante la práctica de la atención plena aprendemos a dejar de juzgarnos a nosotros mismos y a todo lo que nos rodea, ya sean situaciones, personas o acontecimientos.
Si atendemos a nuestra experiencia en el
momento presente, sólo tenemos que tomar conciencia de sus
consecuencias actuales. Con el tiempo, esto conduce a una disminución del auto-juicio, de la auto-crítica y en consecuencia a un aumento de la autoestima.
¿Por qué centrarse en el momento presente?
Centrarse en el momento presente, en comparación con el pasado o el futuro, es sin duda la cualidad central de la práctica de la atención plena.
Esta atención al momento presente sin juicios produce un profundo
cambio en nuestra forma de pensar y en la forma en que experimentamos el
mundo.
Si no somos conscientes de nuestra
experiencia directa en el momento presente nos perdemos gran parte de
nuestras vidas. El momento presente es el único momento en que nuestra vida sucede y descuidarlo supone pagar un alto precio.
Cuando soy consciente lo siento todo más plenamente.
Soy más feliz y estoy más conectado con los demás. También experimento
la tristeza y el dolor plenamente, pero de un modo diferente.
Vivir un momento de dolor (físico o
psicológico) es siempre soportable desde el presente. Es la idea de un
futuro lleno de dolor lo que hace esta experiencia más dolorosa. Si
permanecemos en el presente, el recuerdo de dolor vivido y la
anticipación del dolor imaginado, dejarán de tener influencia en mi
experiencia actual y el sufrimiento, ya sea físico o emocional, se reducirá en consecuencia.
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