Una sola sesión de
sesenta minutos de 'mindfulness' también puede mejorar nuestra salud
cardiovascular.
El estrés y la
ansiedad se encuentran –junto con la obesidad y la depresión– entre las nuevas
pandemias del siglo XXI. Y lo peor de todo es que muchas veces son problemas
que ni siquiera han sido diagnosticados –ni por tanto tratados–. Un médico
especialista es quien mejor nos puede ayudar a combatir este tipo de
trastornos, especialmente si son graves. En aquellos casos en los que la
ansiedad y el estrés entran en la categoría de leves o moderados, también
disponemos en nuestras manos de herramientas para hacerles frente.
El yoga –que tiene
incluso un Día Internacional proclamado por la Asamblea General de la ONU (se
celebra cada 21 de junio)– y la meditación pueden ayudarnos a calmar la
ansiedad en general, lo que repercute positivamente en nuestra salud física y
mental. Ya existen estudios centrados en el yoga que sugieren que, como otro
tipo de ejercicios aeróbicos, logra reducir esos niveles de estrés. La propia
ONU explicó que es “una práctica saludable que puede contribuir de manera
holística a lograr un equilibrio entre la mente y el cuerpo”.
Por su parte, también
hay muchos estudios sobre los beneficios de la meditación –muy relacionada con
el yoga– que señalan que practicarla durante varias semanas logra reducir la
ansiedad. Sin embargo, son muchas menos las investigaciones sobre los posibles
beneficios que puede reportar una sola sesión. Y eso es lo que ha intentado
medir un equipo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Míchigan
(MTU por sus siglas en inglés), que buscaban mejorar las terapias que se llevan
a cabo para hacer frente a la ansiedad.
Las conclusiones,
aunque suene un poco a anuncio malo de televisión, es que en solo una hora la
meditación consciente –o mindfulness– puede llegar a reducir tus niveles de
ansiedad y a mejorar factores de riesgo que afectan directamente a la salud de
tu corazón. Efectivamente, según explican estos investigadores, los datos
preliminares del estudio, en el que participaron catorce personas, apuntan a
que una sola sesión de meditación puede beneficiar a nivel cardiovascular y
psicológico a personas adultas que sufren una ansiedad entre leve y moderada.
Directo al corazón
Para medir la
ansiedad de los sujetos, usaron una herramienta denominada Inventario de
Ansiedad de Beck (BAI por las siglas en inglés) –un cuestionario que consta de
veintiuna preguntas y que tiene por objetivo evaluar la gravedad de la
ansiedad– y les realizaron además una serie de pruebas cardiovasculares para
medir las variaciones en la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea en reposo
y para llevar a cabo el análisis de la onda de pulso.
A continuación, los
participantes se sometieron a la sesión de mindfulness, que incluyó veinte
minutos de meditación introductoria, treinta de exploración corporal y diez de
meditación autoguiada. Se repitieron las mediciones cardiovasculares
inmediatamente después y también una hora más tarde; y se les realizó una nueva
prueba de ansiedad transcurrida una semana.
Esa hora tuvo un
efecto muy saludable en estas personas, que mostraron una menor frecuencia cardíaca en reposo, así como una mejora en la presión arterial; en definitiva,
habían reducido su ansiedad y mejorado algunos de los marcadores de riesgo
cardiovascular. Incluso siete días después del ejercicio, el grupo aseguró que
los niveles de ansiedad eran más bajos que los previos a la sesión de
meditación, y uno de los participantes llegó a comentar que, en los diez
últimos años, nunca se había sentido tan poco estresado.
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