Mindfulness o Atención Plena no deja de ser un entrenamiento: a base de repetir y repetir, de volver una y otra vez a traer de vuelta la atención a la respiración cuando la mente se “escapa”, vamos haciendo fuerte el 'músculo' de la atención y, en esto amigos, los deportistas conocemos bien las implicaciones que tiene ser constantes y estar comprometidos.
De la misma forma que cuando hacemos sentadillas para desarrollar la musculatura del tren inferior y que las piernas estén fuertes y tonificadas para rendir en la carrera que estamos preparando; así entrenamos nuestra atención: cada vez que la mente se ‘va de viaje’ y nos DAMOS CUENTA que se ha ido, la volvemos a traer de vuelta
¡Justo ahí, en ese TRAER DE VUELTA tienes una “sentadilla mental”!
Ahí se hace fuerte el ‘músculo’ de la atención que nos facilitará rendir de una forma eficiente y desplegar todo nuestro potencial.
Como todo entrenamiento los inicios son duros, se tienen 'agujetas' considerables tras las primeras sentadillas, lo mismo ocurre al empezar a entrenar la mente.
Romper con ciertos patrones mentales, es lo mismo que cambiar de hábitos, es una cuestión de tiempo. Es normal si al principio solo vemos lucha por eliminar los pensamientos y el autocastigo al que nos somete nuestro implacable juez interior porque no logramos mantener la atención.
Ese tipo de lucha y autosabotaje permanecerán mientras sigamos cayendo en algunas ideas erróneas que nos pueden haber llegado sobre la práctica de Mindfulness. Lo resumimos en estas seis, a ver qué te parece:
1/ DEJAR LA MENTE EN BLANCO ¡NO!
¡Por favor, si esto ocurre llamamos al 112!
La mente tiene su contenido (pensamientos, emociones, sensaciones corporales…) y no se trata de deshacerte de él, es normal que nuestra tendencia a la acción quiera posicionarse como “aniquilador”, pero en este caso se trata más bien de tomar una posición de observador y dejar que pasen sin quedarnos atrapados en ellos.
2/ HAY QUE ESTARSE MUY QUIETO Y EN SILENCIO ¡NO!
Para muchas personas iniciarse en la práctica de Mindfulness les echa para atrás porque son muy activas.
Hay prácticas para trabajar la atención en movimiento, como el paseo consciente o movimientos y estiramientos conscientes basados en el yoga y el chikun.
Con la práctica continuada, el cuerpo y la mente puede que nos pidan cierta quietud y silencio para profundizar en el estado atencional.
3/ REQUIERE DE MUCHO TIEMPO ¡NO!
Como todo entrenamiento empezamos con poco tiempo. Un minuto. Cinco minutos...
A medida que vamos profundizando puede que veamos cómo la práctica se va introduciendo en cada una de nuestras actividades diarias. Vivir en ‘modo presente’.
Paradójicamente, cuando empezamos a meditar nos peleamos con el tiempo que nos está quitando la práctica, sin embargo, a medida que avanzamos parece que la agenda se expande y hay tiempo de sobra, al ser más eficaces en lo que hacemos.
4/ ES UNA CREENCIA RELIGIOSA ¡NO!
Aunque la práctica meditativa está incluida en muchas religiones, la práctica en sí no lo es. Se trata más bien de un ejercicio de autocuidado y autoconocimiento personal, en el que nos enfrentamos a nuestra propia historia, nuestros miedos e ilusiones.
Desde ese autoconocimiento se pueden desarrollar actitudes de amabilidad para con uno mismo y los demás, de aceptación y flexibilidad sobre el mundo y de aprender a mirar el mundo desde una amplitud de miras más allá del propio ego.
5/ ES SOLO UNA MODA ¡NO!
Esta “moda” dura ya más de 5.000 años… algo que perdura por tanto tiempo y que se practica cada vez en más lugares del mundo, no parece que sea algo que vaya a desaparecer. Otra cosa de la que podemos hablar es de los “vendedores de humo”.
Fuente: https://www.sportlife.es/vida-sana/6-errores-habituales-sobre-pensamos-es-mindfulness-nos-impiden-avanzar_259660_102.html
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