Por MARIÉN ESTRADA
Según el Katha Upanishad, uno de los
textos sagrado del hinduismo, al ser humano puede vérsele como un carruaje,
donde los caballos son las emociones, el conductor la mente, el carruaje el
cuerpo y el amor la verdadera esencia. De ahí la gran importancia de las
emociones en el devenir humano.
En este mismo esquema, las emociones
se pueden dividir en dos grupos: Sukham o las sensaciones positivas y
funcionales, que nos ayudan a equilibrar y las funciones fisiológicas y
respiración y Duhkham, o las sensaciones negativas de restricción en el pecho,
hechas por actitud mental negativa, tensión y rigidez en las funciones
fisiológicas y en la respiración.
Como explica la tradición yóguica,
las emociones negativas aparecen debido a la dificultad que de reconocer e
identificarnos con el verdadero Ser, el amo del carruaje.
Lo cierto es que el Universo está
formado por los cinco elementos: Tierra, agua, fuego, aire y éter con sus cinco
proyecciones: Avaricia, lujuria, ira, apego y ego, por lo que estos impulsos
existen de manera natural en los seres humanos: “La tarea del yogi es
sublimarlos y usar esas fuerzas vitales para alcanzar su destino”.
De hecho es el elemento fuego el que
genera y dirige la energía y capacidad para actuar y concretar cosas. El portal
centrenaam.com apunta que “cuando está armonizado podemos sentir nuestro poder
y encontrar fuerzas para seguir nuestro camino pudiendo superar los obstáculos
en nuestra vida. El conductor emocional de este elemento es krodh, nuestro
enojo, entiende tu enojo, conecta con esa parte de ti que es capaz de aceptar
que no siempre podemos controlar las situaciones o el desarrollo de tus
acciones, después usa ese enojo interior para superarte y convertirlo en fuerza
para seguir sirviendo no a tu mente si no a tu alma, de esta manera sublimarás
el fuego que nutrirá tus chakras superiores y experimentarás su aspecto más
elevado, la luz, para que puedas seguir en el flujo de la vida alumbrado por la
luz de tu alma”.
Para el Budismo, el fuego de la ira
puede quemar todos los méritos generados no solo en ésta, sino en otras vidas.
Para la sanadora y canalizadora Pilar Acevedo, el fuego de la ira proyectado
hacia afuera destruye, pero canalizado hacia adentro, transforma.
EL BÁLSAMO DEL YOGA
En la práctica de las técnicas del
yoga, hablando de ásanas, pranayama o meditación, la aplicación del principio
de Ahimsa o No violencia puede resultar una forma gradual y progresiva para
lidiar con la ira. La práctica de la no violencia implica entonces un alto
grado de atención en todo lo que hacemos.
Las ásanas o posturas de yoga, con
sus estiramientos que llevan a la eliminación o disminución de tensiones,
pueden ayudar a evitar reacciones violentas que surjan como consecuencia del
estrés. Las técnicas de respiración o Pranayama ayudan en el control de las
emociones que pudieran llevar a una reacción violenta y la meditación ayuda a
equilibrar y calmar la mente.
Estas posiciones, sostenidas por
ciertos periodos de tiempo, requieren de una gran dosis de concentración la
cual no deja espacio para el enojo o el diálogo mental negativo que nos
mantiene apegados y dándole una importancia magnificada a alguna situación en
particular.
EL ANTÍDOTO DE LA COMPASIÓN
El enojo es una emoción que bloquea e
impide el flujo energético en nuestro sistema, lo que puede causar a la larga
no sólo problemas severos al sentirnos resentidos y separados de nuestro
entorno, sino sentimientos de frustración y odio, que nos mantienen girando en
los mismos círculos viciosos de vida y que pueden ser precursores de
enfermedades físicas.
Si tu mente está enojada, dice el
maestro Osho, trae compasión. Piensa en la compasión e, inmediatamente, la
energía cambia porque son en realidad con energías iguales sólo que opuestas.
Una vez que lo traes, se absorbe. Si el enojo está allí: Contempla la
compasión. Es un proceso de sublimación; no se reprime, simplemente estamos
cambiando la polaridad interior.
KUNDALINI YOGA PARA LIBERAR LA IRA
Recuéstate boca arriba, luego cierra
los ojos. Levanta los brazos hacia arriba en el aire y haz puños. Inhala
profundamente y permítete sentir enojo. Tensa los brazos y lentamente lleva los
brazos hacia el pecho, como si estuvieras tirando de un objeto pesado hacia ti.
Mantente experimentando la sensación de ira. Cuando llegan a los puños el
pecho, exhala con fuerza. Que toda tu ira se vaya con la respiración. Repite
este ejercicio tres veces. Relaja y realiza Savasana o la postura del cadáver
de uno a tres minutos.
TRES ASANAS QUE CURAN
Simhasana o Postura del León: Ayuda a
eliminar la agresividad contenida. Si consideramos la ira como un tipo de
energía bloqueada por un mal funcionamiento del hígado, limpia este órgano.
Reduce el estrés y la ansiedad.
Balasana o Postura del Niño:
Realizada durante diez minutos calma la rabia sin hacer ningún esfuerzo.
Trikonasana o el Triángulo: El
estiramiento hacia la derecha masajea el hígado ayudándole en su trabajo, el
estiramiento hacia la izquierda masajea el bazo y el páncreas mejorando sus
funciones.
(Con información de
es.thesecretsofyoga.com, muyfitness.com, milagrosdelyoga.blogspot.com y
milagrosdelyoga.blogspot.com)
Publicado originalmente en:
http://www.milenio.com/deportes/mas-aficion/yoga-para-transformar-la-ira/
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