A veces podemos resistirnos a rodar con el flujo de la vida. Nos resistimos por muchas razones; una de ellas es el ritmo con el que transitan los días, que puede ser frenético, incesante y casi salvaje.
Por ello, es saludable reflexionar. Es recomendable que paremos durante unos segundos y nos preguntemos sobre los aspectos del día a día con el potencial de conectarnos mediante un abrazo. Esos momentos que nos llenan de magia y nos proporcionan calor. Esas situaciones diarias en las que la vida conecta con nosotros.
El arte de danzar con la vida
¿Tu recorrido vital es un viaje en línea recta o tiene curvas? A veces podemos olvidarnos de que «hoy», es decir, «ahora», es «la vida». Es ese término que a veces narramos con añoranza («recuerdo cuando era más joven que…»). Son los segundos y los minutos que transcurren mientras lees este artículo.
Hemos comenzado este apartado con una pregunta. La hemos hecho porque a veces recorremos los días con un objetivo predefinido (por ejemplo, trabajar) y, casi sin darnos cuenta, nos situamos al final de nuestra jornada. Podemos sorprendernos al pensar «¡qué rápido ha pasado el día!».
Sin embargo, al evaluar cómo ha sido el día, es posible llegar a la conclusión de que «no ha sucedido nada reseñable». Te preguntamos: ¿estás seguro?
Quizás sucedieron cosas durante el día ante las que hayas estado poco receptivo. Al pasar por alto lo que la vida nos ofrece, estamos privándonos de los factores que hacen que contactemos con ella. Estos pueden ser una sonrisa, un abrazo, un café o el mero efecto de la brisa sobre la piel.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/como-dejas-que-la-vida-conecte-contigo/
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