Los amantes del yoga encuentran en este escenario su lugar en el mundo, no solo por la energía especial que se desprende del venerado río (la Madre Ganga) sino también por las cientos de escuelas que salpican la ciudad, anunciadas en grandes letreros por las esquinas. En Rishikesh todo gira en torno al cultivo de las buenas vibraciones. Junto a esta disciplina basada en las asanas (posturas) y las técnicas de respiración, la oferta pasa por sesiones de meditación, lecturas de los Vedas, terapias ayurvédicas… y restaurantes que solo sirven comida vegetariana, porque es lo que le permite su condición sagrada.
La ceremonia del Ganga Aarti
Hay que cruzar cualquiera de los dos puentes colgantes que salvan la brecha del río para dar con la vertiente más terrenal. Una confusión de gentes, vacas y ruidosos ciclomotores, de monjes con túnicas color azafrán y mujeres con hermosos saris, de monos que trepan al acecho de las mochilas extranjeras. Es la esencia más pura de la India, que se despliega durante el día. Al caer la tarde la ciudad se sume en el recogimiento de la maravillosa ceremonia del Ganga Aarti. Animada por hogueras, cantos, lámparas de aceite que giran en el sentido de las agujas del reloj y flores que se lanzan al Ganges para ser arrastradas por la corriente, esta celebración diaria es un espectáculo verdaderamente emotivo.
La ciudad descubierta por los Beatles
Rishikesh fue descubierta para occidente por Los Beatles en 1968, cuando la banda, alentada por el que fuera su gurú, Maharishi Mahesh Yogi, eligió este lugar para vivir un retiro espiritual. De aquel episodio tan solo quedan los restos de Chaurasi Kutia, el ashram (centro para la meditación y el yoga) en el que se alojaron y donde llegaron a escribir unas 40 canciones. Un lugar hoy cubierto por la maleza y decorado con sus retratos.
Un entorno para la aventura
Siguiendo la huella de los melenudos de Liverpool, jóvenes de todo el mundo acuden a Rishikesh para practicar una vida sencilla. Otros, sin embargo, lo hacen atraídos por los deportes de aventura en un entorno soberbio. La ciudad es una buena base de rafting, especialmente después del monzón. A través de las aguas del Ganges existen rutas que parten desde Shivpuri (a 16 km) o incluso desde Kaudiyala (a 40 km) y que discurren entre rápidos sin dificultades.
También el trekking es una actividad estrella entre sesión y sesión de yoga. Para ello están los múltiples bosques de robles y rododendros, de cedros y pinos. Una bonita excursión de doce kilómetros por el monte conduce al templo de Siva (llamado Neelkhant Mahader). Y otra lleva a unos fabulosos saltos de agua desde la cercana localidad de Badrinath.
Las fuentes del Ganges
Rishikesh es un buen punto de partida para una de las excursiones más codiciadas del mundo: la que conduce al nacimiento del río sagrado, allí donde fluye salvaje y desbocado, alejado de las imágenes que normalmente se tienen de él. Para llegar hay que tomar un autobús hasta el santuario del glaciar Gangotri, desde donde se inicia a pie la peregrinación hasta Gomukh, el lugar en el que se encuentran las fuentes. El trayecto, de unas 12 horas, puede dividirse en dos días, con posibilidad de acampar en las montañas.
Fuente: https://www.hola.com/viajes/20200210160198/yoga-india-pies-del-himalaya/
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