Por Moris Beracha.-
La música es un elemento que puede ser incorporado en nuestras
rutinas de meditación, debido a que muchas veces influyen en cómo
reaccionamos a la vida.
Prestar atención a cómo respondemos mental, física y emocionalmente a
la variedad de música, sonidos y ritmos en la vida diaria es un factor
crucial cuando practicamos el Mindfulness. Para algunos, el sonido de
los pájaros puede ofrecer relajación, mientras que para otros estimula
la irritación.
Sólo escuchar música hace maravillas en nuestra salud y bienestar.
Pero si se combina la música con la atención plena, se abren espacios
para los beneficios curativos.
Es muy fácil incluir la música en tus sesiones de meditación y
viceversa. Cuando se asiste a un concierto, observe si es fácil o
difícil poder mantenerse en el momento. Tómese unos minutos para
alejarse de los auriculares y elija una canción para escuchar que sabe
que lo relajará. Busque una postura cómoda para sentarse o acostarse,
cierre los ojos y escuche solo la canción. Observe a dónde va su mente.
Dé la bienvenida a su canción de regreso a la canción que eligió.
Explorar nueva música siempre es productivo. Puede haber ritmos,
ritmos y letras por ahí esperando para conectarse contigo. Sintonícese
usted mismo con los sonidos a su alrededor y podrá encontrar las
sensación de serenidad y presencia que desee. Si no somos conscientes de
cómo nos afectan los diferentes sonidos, es difícil utilizar el sonido y
la música como una modalidad de curación y calma.
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