Recientemente leí una nota publicada en BBC Mundo en la que hacían referencia a los altos niveles de insomnio que padecen los habitantes de Corea del Sur y el efecto que podría tener el volver a tradiciones típicas budistas como la meditación. Las estadísticas indican que alrededor de 100,000 coreanos son adictos a las pastillas para dormir lo que convertiría la situación en una epidemia para ese país. Continúa la nota indicando que ese no sería el único reto que enfrenta esa nación asiática: también tiene la tasa de suicidios más alta entre las naciones desarrolladas, el consumo más alto de licor fuerte y una gran cantidad de personas que toman antidepresivos. Al parecer, el hecho de que Corea del Sur haya pasado en pocos años de ser un país pobre a una de las naciones tecnológicamente más avanzadas del mundo, ha hecho mella en la salud mental y la relación con el descanso de sus habitantes. Una tendencia llamó especialmente mi atención tiene que ver con la crea...