Moris Beracha.- El mundo de hoy tiene un componente que suele tomar nuestras vidas sin que nos demos cuenta, perdiendo el rumbo de lo que realmente debemos hacer y disfrutar.
Leyendo el libro “The now effect” de Elisha Goldstein conseguí una lista muy simple pero útil que me hizo pensar en cuánto espacio y tiempo de nuestra vida perdemos por no estar en el estado mindfulness (atención plena) que requerimos para poder sobrepasar las dificultades del día a día, ya sean físicas, psicológicas o emocionales.
Sólo requiere que tengamos unos minutos disponibles para pensar e ir internalizando poco a poco algunas prácticas muy sencillas que nos ayudarían a vivir mucho más plenamente.
Godstein recomienda en primer lugar aproximarse a las cosas y hechos del día a día con curiosidad y saborearlas, vivirlas. De nada sirve ignorar las experiencias que nos parecen difíciles de enfrentar, siempre hay un lado positivo que puede encontrarse. En el caso de las cosas maravillosas que nos suceden debemos aceptarlas con alegrías pero siempre tener la bondad de observarlas con cuidado y atención sin juzgar.
Una segunda recomendación es perdonar tus errores hayan sido grandes o pequeños. La culpa es considerada una de las limitantes más desgastantes desde el punto de vista emocional y psicológico. Muchas veces es el factor que nos impide avanzar en la vida no sólo en el ámbito personal sino profesional. Los errores debemos verlos como experiencias, aun cuando hayan traído consecuencias terribles para nosotros mismos o para nuestro entorno. Es fundamental sobreponerse a ellos a través del perdón interno. Es esa la única vía de liberarnos de esa atadura que no nos permite avanzar en al camino hacia la conciencia.
La autora de “The now Effect” recomienda mostrar gratitud en los buenos momentos y honrar los malos momentos. A veces se nos olvida agradecer los buenos tiempos, los bonitos detalles, la belleza de las cosas simples, las bendiciones, la salud y en realidad son las grandes y pequeñas cosas que nos sucedes en la vida las que hacen ese transitar especial. A veces nos sumergimos en estados de incomodidad y no logramos reconocer los maravilloso que tenemos o que nos rodea. Ese recordatorio de agradecimiento nos ayuda a tomar conciencia de ello. Cuando las cosas no marchen bien, siempre honra ese momento y busca aferrarte a la FE de que todo lo malo tarde o temprano pasa. Nada en la vida es permanente, es un proceso de cambio constante.
Asimismo, la autora recomienda practicar la compasión y alimentar las conexiones. El otro ser humano es parte de nosotros mismos. El universo es un todo; pensar que lo que le afecta al otro no te afecta a ti mismo es no tener la conciencia de que somos parte de uno. La compasión es reconocer que en el otro hay una parte de uno mismo, es la capacidad de establecer esa conexión como seres humanos y de ayudarse mutuamente. El bienestar común multiplica el estado de bienestar colectivo.
“Haz la paz con las imperfecciones dentro de ti y fuera de ti”. El cómo te ves, te percibes o cómo te sientes contigo mismo y con tu alrededor es fundamental para alcanzarla la serenidad interior. Ninguno de nosotros es perfecto. Todos los seres humanos deben lidiar con distintas cosas desde la infancia reales o imaginarias en cada paso. Hay que deslastrase de todas las creencias que nos llevan a pensar que hay algo que no está bien con nosotros. La aceptación, nos ayuda a sentirnos bien por dentro y con el mundo. Detente, respira, dale gracias a la existencia por lo que eres y acepta que con todos los dones que tienes es suficiente para sobreponerte a cualquier situación.
Goldstein nos dice que el sexto principio es abrazar tus vulnerabilidades confiando en los demás y en ti mismo. No somos todopoderosos, hay momentos en que sencillamente no podemos solos. Es allí donde debemos aprender a confiar en los demás. Si bien hay gente que te hará daño, también hay otra que estará allí para ayudarte, para confiar en ella, para acompañarte, para ser solidario contigo. Es una cadena de favores entre todos los demás y tú mismo. Tener la conciencia de que somos vulnerables y que hay momentos en que podemos caernos, no es una muestra de debilidad sino de fortaleza espiritual para poder sobrellevar cualquier situación.
Por último, Goldstein toca un punto fundamental para el desprendimiento de todo lo mundano y es el aceptar y apreciar que todo llega y se va. Nada es definitivo en la vida; de allí la necesidad de tener la sabiduría para disfrutar todo desde las emociones hasta los seres queridos, lo material, el tiempo y el espacio. Hay que estar siempre en tiempo presente y pensar que la vida es el ahora.
Te invito a que ingreses a mi página web: www.morisberacha.com
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