Moris Beracha.- Quise comenzar mis escritos sobre lo que podríamos llamar mi causa o mi compromiso hablando de lo que para mí ha pasado a formar parte de un estilo de vida con el mindfulness, pero no quiero remitirme a explicar esta forma de meditación proveniente del budismo, sino a señalar cómo en se está utilizando en programas dirigidos a impulsar la reducción de la pobreza. Este es sólo el primer artículo dentro de esta orientación que quiero darle a estos escritos.
En principios partamos de comentar algunos beneficios personales que aporta el mindfulness y me permito citar los que señala la psicóloga inglesa Patrizia Collar en varios de sus libros: mayor capacidad para calmarse, niveles superiores de energía, menor riesgo de sufrir stress, depresión o ansiedad, más amor por sí mismo y en definitiva ganas de vivir.
“El mindfulness está alcanzando gran reconocimiento en el ámbito terapéutico. Lo recomienda el Departamento de Salud de Estados Unidos y también aparece en las directrices establecidas por el Instituto Norteamericano para la Excelencia Clínica, puesto que muchos lo consideran una práctica barata, efectiva y fácil aplicar en nuestra estresante vida, además de una importante habilidad, que incorporada a nuestro día a día, puede evitar que nos derrumbemos o enfermemos”, dice Collar en El pequeño Libro del Mindfulness, que puede servir a quienes quieran conocer sobre este tema.
Lo cierto es que hay casos en los que esta práctica es utilizada para propiciar un impacto mayor –colectivo y socialmente- como indica un paper de investigadores en el área de la psiquiatría del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, formada por los doctores Mary Ann Dutton, Diana Bermudez, Armely Matas, Haseeb Majid, and Neely L. Myers, quienes sencillamente concluyen de la efectividad que tiene el mindfulness en mujeres afroamericanas de bajos ingresos y que han atravesado casos de violencia doméstica.
En el documento destaca la efectividad del mindfulness en la población que se encuentra desatendida o que carezca de posibilidad de recibir servicios tradicionales de salud mental, porque aumenta la conciencia y la aceptación dentro de un grupo de mujeres con síntomas relacionados con el trauma. Al respecto se señala la facilidad de aplicarlo por su bajo costo, posibilidad de realizarlo en grupo y sumar más rápidamente a instructores
Un aspecto importante para este equipo de investigadores fue comunicar que si bien es cierto que esta meditación tiene su origen en el budismo, su utilización con fines netamente médicos no tiene ninguna intención religiosa y está exenta de cualquier culto a una deidad.
Al momento de leer algunos de los testimonios de las participantes, nos conseguimos varios comentarios que nos parecieran indicar que algo pasó en estas mujeres maltratadas. Muchas participantes comenzaron a incorporar prácticas de atención plena en sus actividades diarias. “El grupo me presentó una forma simple de hacer yoga, que nunca hubiera hecho antes y ahora es una parte integral de mi vida”, leímos de una de las mujeres, mientras que otra dijo. “ahora soy más consciente esta práctica y la he incorporado a mi vida cotidiana”.
También nos llamó la atención que el estudio –que siendo una prueba piloto- abiertamente indica como entre varias de las participantes se generó un sentido de self-empowerment, que podríamos traducir al español como autoempoderamiento porque luego se volvieron más asertivas, confiadas y abiertas para asumir riesgos y probar nuevas experiencias.
Por ejemplo, hay una de las mujeres que afirmó: “Soy más amable conmigo misma, menos perfeccionista, más confiada y eficaz. Fui víctima, pero no quiero ser una víctima”, mientras que otra expresó: “El grupo me ayudó a superar mis problemas y creer en mí misma; acepté mis miedos y me volví más poderosa”.
No quiero cerrar este artículo con una sentencia o conclusión propia. Eso se lo dejo a usted amigo lector, pero sí quiero transcribir otro testimonio referido a cómo esta prueba del mindfulness permite quitarse ese elemento egoísta que incluso está presente en nuestros propios sufrimientos cuando tendemos a magnificarlos. “Ahora veo mis problemas de manera diferente, otras personas vivieron lo mismo que yo (…) ahora soy más tolerante con los demás, la respiración es la primera cosa que pienso acerca de cada día, soy más consciente de lo que hago y busco cómo ayudar”.
Te invito a que ingreses a mi página web: www.morisberacha.com
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