Por Moris Beracha.-
Artículo publicado en www.alnavio.com
En
el mundo de la nutrición cada vez son más los avances que conducen a las
personas que han ganado peso a irlo perdiendo de manera paulatina. Aprendemos a
entrenar a nuestra mente para no consumir tantos alimentos que no necesitamos
sino las porciones correctas para nuestro buen desempeño físico. Sin embargo,
una vez que este periodo termina hay una alta posibilidad de que el proceso se
revierta y en poco tiempo volvamos a ganar peso. Aquí es cuando entra el
Mindful Eating.
Hay momentos en los que sentimos
apetito como consecuencia de la ansiedad, la tristeza o cualquier otro estado
de ánimo. De allí que sin darnos cuenta recurrimos a la comida como elemento
regulador de estos sentimientos.
Neveras y despensas se convierten en los lugares a los que
más acudimos y en muy poco tiempo comenzamos a notar cómo la ropa nos va
quedando apretada y deja de servirnos. El resultado es una sensación de
insatisfacción con nosotros mismos que no sabemos cómo remediar porque
desconocemos qué es lo que realmente sucede con nosotros. A esto lo llamamos
hambre emocional.
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